sábado, 6 de noviembre de 2010

Mi felicidad consiste en estar cerca de Dios y en poner sólo en él mis esperanzas.


JMS Seguir a Cristo significa encaminar a Él todos nuestros actos. No tenemos un tiempo para Dios y otro para el estudio, para el trabajo, para los negocios: todo es de Dios y a Él debe ser orientado. Pertenecemos por entero al Señor y a Él dirigimos nuestra actividad, el descanso, los amores limpios... Tenemos una sola vida, que se ordena a Dios con todos los actos que la componen.

Evangelio del 6 de Noviembre
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
"Gánense amigos con los bienes de este mundo. Así, cuando tengan que dejarlos, los recibirán en las moradas eternas. El que de fiar en lo poco, lo es también en lo mucho. Y el que es injusto en lo poco, lo es también en lo mucho. Pues si no fueron de fiar en los bienes de este mundo, ¿quién les confiará el verdadero bien? Y si no fueron de fiar administrando bienes ajenos, ¿quién les confiará lo que es de ustedes? Ningún criado puede servir a dos señores, pues odiará a uno y amará a otro, o será fiel a uno y despreciará al otro. No pueden servir a Dios y al dinero.
Estaban oyendo todo esto los fariseos, amigos del dinero, y se burlaban de Jesús. El les dijo:
"Ustedes quieren pasar por hombres de bien ante la gente, pero Dios conoce sus corazones; porque, en realidad, lo que parece valioso para los hombres es despreciable para Dios".
Palabra del Señor.
san Lucas 16, 9-15

Concédenos, Señor, tu ayuda para entregarnos fielmente a tu servicio, porque sólo en el cumplimiento de tu voluntad podremos encontrar la felicidad verdadera.

Si no luchas, no puedes identificarte con Cristo, conocerle, amarle. Cuando emprendemos el camino real de seguir a Cristo, de portarnos como hijos de Dios, no se nos oculta lo que nos aguarda: La Santa Cruz, que hemos de contemplar como el punto central donde se apoya nuestra esperanza de unirnos al Señor.
Vivir a la manera que señala el Señor supone esfuerzo

Con San Pablo podemos repetir al Señor; .."siento satisfaccion en mis enfermedades, en los ultrajes, en las necesidades, en las persecuciones, en las angustias por amor de Cristo; pues cuando estoy debil, entonces soy mas fuerte."

Por el ofrecimiento de obras pertenecen al Señor todas nuestras actividades de la jornada, las alegrías y las penas. Nada queda fuera del amor.
Cuando comas pan, hazlo dando gracias al que es generoso. Si bebes vino, acuérdate del que te lo ha concedido para alegría y alivio de enfermedades. Cuando te pongas la ropa, da gracias al que benignamente te la ha dado. Cuando contemples el cielo y la belleza de las estrellas, échate a los pies de Dios y adora al que con su Sabiduría dispuso todas estas cosas. Del mismo modo, cuando sale el sol y cuando se pone, mientras duermas y despierto, da gracias a Dios que creó y ordenó todas estas cosas para provecho tuyo, para que conozcas, ames y alabes al Creador”San Basilio-

Oremos
Salmo 23
El Señor es mi pastor, nada me faltará…
¿Qué cosas ha hecho Dios por ti últimamente?
Dale gracias por ello.
Me hace descansar en verdes pastos, me guía a arroyos de tranquilos aguas.
¿Tienes un lugar donde ir y en silencio estar con Dios, leer su Palabra y orar?
Pídele que puedas tener esos momentos con Él.
Me da nuevas fuerzas y me lleva por caminos rectos, haciendo honor a su nombre.
¿Hay cosas en tu vida que necesitas cambiar para que sean rectas delante de Dios?
Pídele el poder para cambiar.
Aunque pase por el más oscuro de los valles, no temeré peligro alguno, porque tú, Señor, estás conmigo; tu vara y tu bastón me inspiran confianza.
¿Qué cosas te afanan o te llenan de temor?
Pídele Su protección y su cuidado, que Él sea quien te defienda.
¡Dale gracias porque puedes
confiar en Él!

Me has preparado un banquete ante los ojos de mis enemigos; has vertido perfume en mi cabeza y has llenado mi copa a rebosar.

¿Te sientes contento(a) de conocer a Jesús y ser Su discípulo?
Dale gracias por ello y pídele que te dé gozo de conocerle y poder confiar en Él.
Tu bondad y tu amor me acompañan a lo largo de mis días y en tu casa, oh Señor, por siempre viviré.
¿Eres consciente de que Dios está siempre a tu lado y que le perteneces a Él?
¡Dale gracias porque tienes a quien acudir y Él siempre está listo a recibirte y escucharte!

Hermanos: Mi alegría en el Señor fue grande al ver renacer el interés de ustedes por mí; de hecho, lo tenían ya, pero no habían tenido ocasión de manifestarlo. Y no les digo esto porque esté necesitado, pues he aprendido a arreglármelas en cualquier situación. Sé pasar necesidades y vivir en la abundancia. Estoy acostumbrado a todo: a estar satisfecho y a pasar hambre, a la abundancia y la escasez. Todo lo puedo en Cristo que me da la fuerza. Sin embargo, qué bueno que se han solidarizado conmigo en el sufrimiento..." Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 4, 10-19